viernes, 11 de mayo de 2007

El paraíso se llama Plitvice

Cuando estuve en Croacia hace tres años tuve la opotunidad de alojarme un día en un hotelito enclavado en las lagunas de Plitvice. Yo tengo debilidad por los paisajes verdes y montañosos y abrir la ventana y ver como la vegetación se colaba dentro era para mí una enorme satisfacción, igual que cenar al lado de la inmensa pared de cristal del comedor desde donde se adivinaba el espesor del bosque por la noche. Incluso cuando sales a dar una vuelta antes de acostarte tienes que mirar bien por dónde andas, no vaya a ser que un oso haya tenido la misma idea que tú.

El parque Nacional de los Lagos de Plitvice es Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1979 y está formado por 16 lagos grandes comunicados entre si por pequeñas cascadas y cataratas. Tiene una superficie de unas 30.000 hectáreas, 22.000 de ellas bosque y el resto unas aguas transparentes que te dejan ver el fondo a ocho metros de profundidad. Los croatas dicen que antes las familias pasaban los fines de semana allí bañándose y preparándose sus comilonas, pero hoy hay un gran cantidad de prohibiciones; sólo puedes visitar unos 8 km del total, bañarte en las zonas delimitadas y ni por asomo puedes encender fuego para la "torraeta" dominguera.

Para quien quiera hacer un viajecito pronto y no sepa dónde ir ésta es una buena posibilidad. Si quieren hacerse una idea mejor del lugar y la encuentran en algún videoclub, cosa un poco difícil la verdad, pueden ver la curiosa película El tesoro del lago de Plata, basada en la novela del mismo nombre de Karl May, alemán nacido a mediados del siglo XIX especialista en historias de aventuras para el público juvenil. El filme es una coproducción alemana-yugoslava-francesa del año 1962 que cuenta las peripecias a bordo de uno de los vapores más grandes de Arkansas.

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