martes, 24 de abril de 2007

Madrid, meca del cine español


La Gran Vía vacía en "Abre los ojos" de Amenábar, el cartel de Schweppes en Plaza del Callao en "El día de la bestia" de Álex de la Iglesia o los barrios más desfavorecidos de la capital en "Torrente", son algunas de las estampas que nos deja nuestro cine más reciente. Aunque también hay sitio para esas Universidades en technicolor de los años 60, donde jóvenes estudiantes con traje acudían a clase en busca de saberes y de una novia con la que casarse. El cine español no podía dejar de mostrar una etapa tan importante como la de la movida madrileña, con Pedro Almodóvar como estandarte. "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón" es un claro ejemplo de la influencia de esta época.

Si nos damos un Paseo por Gran Vía, dirección a Plaza España, pasaremos del Madrid más señorial y noble, al Madrid más divertido y descarado: grandes carteles que cubren fachadas enteras anunciando la última producción hollywoodiense, numerosos teatros donde empiezan a curtirse nuevos talentos o donde viejas glorias apuran sus últimos minutos de fama, y rótulos luminosos y neones que deslumbran a todo viandante y le llevan a Broadway o al West End londinense.

Madrid ha sido, es y será el centro neurálgico del cine español. Un escenario donde poder filmar cualquier historia, porque cualquierea que sea la trama, tiene cabida en “los madriles”: una historia social en carabanchel, los problemas y tormentos de un “señorito” madrileño del barrio de Salamanca, o una historia de bares en Lavapies.

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